¿Sabías que tu sistema digestivo es un hotel de lujo para casi un kilo y medio de bacterias de 500 especies diferentes? ¿Algún día te has preocupado por ver cómo las atiendes? ¿Están contentas con el servicio que les das? o ¿Las proteges en caso de que algún terrorista las amenace?
Quizá no seas consciente de que cada bacteria está compuesta por genes. Y si pudiéramos contabilizar los genes que esos millones y millones de bacterias que habitan dentro de ti contienen, superarían por mucho las tuyas. Es decir, tu DNA se compone de unos veinte mil genes, pero en tu intestino hay más de dos millones de genes bacteriales. Sin embargo, si eres una persona sana, el balance entre las bacterias que te habitan es saludable por naturaleza.
Para que ese balance se mantenga, hay que vigilar varios factores ya que puede alterarse por tu dieta, tu edad, tu herencia genética o bien por tu estilo de vida, como el nivel de estrés en el que a diario vivas. Cuando el número de bacterias malas, superan a las buenas se llama disbiosis.
Como es de imaginar, para evitar que un día decidan levantarse en armas y unirse en una manifestación o te invadan parásitos, levaduras o las bacterias malas rebasen a las buenas, es de vital importancia mantener a tus habitantes interiores sanos y contentos.
Además de lar razones obvias, es importante saber que todo lo que sucede en tu cuerpo se conecta de alguna manera con tu sistema digestivo. Éste es una gran fábrica de químicos que ayudan a digerir los alimentos, a producir vitaminas, a regular hormonas, expulsar toxinas, producir sustancias que alivian y mantienen sana tu digestión. ¿Pero sabías que incluso la obesidad y algunas enfermedades crónicas se han ligado a alguna deficiencia en el recuento de tus bacterias?
Ese balance óptimo del que venimos hablando, comienza con lo que comes. Procura consumir mucha fibra, proteínas sanas y grasas saludables como aguacate, aceite de oliva, Omega 3 o almendras. Otro tema que ayuda a tu sistema digestivo y que nunca asociarías, es el dormir bien -entre siete y nueve horas-; y por supuesto evita el estrés y consume Probióticos.
¿Qué son los Probióticos?
Los Probióticos son microorganismos vivos –bacterias- “buenas” que pueden ayudar a tratar o a prevenir algunas enfermedades. La palabra viene del griego Pro que significa “promotor” y biótico que significa “vida”. Se encuentran en los intestinos de manera natural y ayudan a mantener sano tu sistema digestivo al movilizar la comida. También los puedes encontrar en algunos alimentos, bebidas y suplementos. Imagina que funcionan como soldados guardianes que impiden que las bacterias entren y te hagan daño. Se recomienda consumirlos en especial después de haber ingerido antibióticos donde la flora bacterial se compromete.
Hay muchos tipos o cepas diferentes de Probióticos. La mayoría son de la variedad Lactobacillus que suele ser la más común y Bifidobacterium. El Lactobacillus acidophilus se puede encontrar en el yogurt y en los productos fermentados o realizados a base de soya.
¿Cómo balancear mis huéspedes internos?
1.- Consume alimentos sanos, enteros y sin procesar. Evita embutidos, corta el consumo de azúcar en todas sus formas y carbohidratos refinados.
2.- Procura que el 75 por ciento de tu plato esté compuesto por alimentos altos en fibra como vegetales de todo tipo de colores, en especial los de hoja verde.
3.- Consume grasas sanas y ácidos grasos, como las ya mencionadas como aguacate, semillas, aceite de oliva, aceitunas, almendras, pescados con alto contenido de ácidos grasos como salmón, sardina, atún y demás.
4.- Consume Probióticos en suplemento, que ayudarán a bajar la inflamación en las paredes de sistema digestivo y apoyan a que tus bacterias buenas se reproduzcan. Las encuentras líquidas, en polvo o en pastillas.
5.- Agrega a tu alimentación aceite de coco, que ha demostrado –en diversos estudios, ayudar en el proceso antiinflamatorio y a bajar de peso por sus grasas de cadena media.
6.- Elimina las grasas que inflaman como los aceites vegetales tan populares y anunciados en los medios para cocinar.
7.- Consume alimentos fermentados, como el yogurt hecho en casa con vacilos, el shokrut, popular entre la comida de Alsacia, el miso tan utilizado en la comida japonesa, para que tus bacterias buenas puedan crecer y reproducirse.
Como siempre, la salud está en nuestras manos. La invitación es a atender bien a nuestros huéspedes internos y a nuestro sistema digestivo del que dependen tantos otros sistemas y que de no darnos problema, solemos atender poco. Todo es cuestión de poner un poco de atención y conciencia a nuestro estilo de vida. Vale la pena.