A lo largo de la historia, el ser humano ha perseverado en la búsqueda incansable de todo cuanto le provea salud, bienestar y belleza. Algunos de esos descubrimientos han quedado en el olvido, mientras otros han trascendido el tiempo y forman parte de la medicina, de la herbolaria y de la industria de la belleza, y, por lo tanto, de nuestra cotidianidad.
La fórmula que a continuación te comparto, querido lector, lectora, es la receta más antigua de belleza de la que se tiene registro en Europa. Se cree que data de alrededor del año 1360 y ha sobrevivido por siglos. De hecho, se pueden encontrar muchas versiones de la fórmula original, misma a la que se le atribuían propiedades casi mágicas. Incluso se dice que con ella la reina Isabel de Hungría (1305-1380) logró lucir joven y bella por muchos años, al grado de que el joven Duque de Lituania se enamoró perdidamente y le pidió matrimonio cuando ella contaba más de setenta años de edad.
El creador fue un alquimista, monje y amante de la herbolaria; un sabio que trabajó para la reina Isabel de Hungría, que le recomendó tomar, inhalar y untarse el preparado para lograr sus beneficios curativos y embellecedores. Se trata no sólo de un tónico sino de un remedio que, se decía, curaba un sinfín de males. Está hecho con hierbas y flores mezcladas en una base de alcohol.
El agua de la reina de Hungría llegó a Inglaterra entre finales del siglo xvii y mediados del xviii, cuando se le rebautizó con el nombre de “espíritu o licor de romero”. Hay quienes afirman que esta receta fue la precursora del perfume con base de alcohol.
Resulta que, actualmente, gracias a la ciencia, se ha descubierto que la principal hierba de la antiquísima receta es rica en antioxidantes, flavonoides, ácidos fenólicos e infinidad de propiedades medicinales, y que por ello, en efecto, es un gran rejuvenecedor del organismo. Me refiero al romero.
Beneficios del romero
Algunas de las múltiples propiedades del romero se deben a una serie de ácidos antioxidantes activos, tales como el ácido rosmarínico y el ácido carnósico, entre otros, que tienen una amplia variedad de repercusiones analgésicas, antioxidantes, antiinflamatorias y antibacterianas.
El ácido rosmarínico es un ácido poderoso, especialmente antioxidante, considerado mas potente que la vitamina E. Pertenece al grupo de sustancias con la capacidad de desactivar los radicales libres –las moléculas que son la causa del envejecimiento. Asimismo, tiene cualidades que ayudan a disminuir la ansiedad y a mejorar la memoria.
Al ácido carnósico se le atribuyen propiedades estrogénicas y protectoras de la radiación de los rayos solares uv, lo que incrementa su efectividad contra el envejecimiento de la piel. Sabemos que lo que provoca el fotoenvejecimiento –arrugas, bolsas, pigmentación irregular y piel gruesa– es principalmente la exposición al sol. El ácido carnósico también estimula las células que producen queratina, la proteína que es vital para obtener una piel resiliente y fuerte.
La receta original de la reina de Hungría se elaboraba únicamente con agua destilada de romero fresco con brandy; pero con el paso del tiempo la mezcla se enriqueció con una variedad de hierbas e ingredientes, como la lavanda, la menta, la mejorana, la salvia, el limón y la flor de naranjo, cada una con sus propios beneficios.
Aquí una de las tantas recetas del famoso elixir que puedes elaborar en tu casa. Las hierbas las puedes comprar en el mercado.
Los ingredientes (puedes usarlos frescos o secos)
5 puños de melisa o toronjil
5 puños de caléndula
4 pequeños puños de pétalos de rosa
3 pequeños puños de consuelda
1 puño de romero
1 pequeño puño de cáscara de limón
1 pequeño puño de salvia
La preparación
Llena un frasco de vidrio con capacidad de un litro con los ingredientes anteriores. Agrega vinagre de manzana hasta cubrirlas, deja libres alrededor de cinco centímetros del recipiente. Cúbrelo bien y mantenlo a temperatura ambiente, en un lugar oscuro, por entre tres y seis semanas. Agítalo diariamente o, al menos, cada semana. Cuélalo y viértelo en un recipiente práctico de usar. La fórmula la puedes guardar por años sin que se eche a perder.
Si tienes un cutis normal a seco, diluye la fórmula con agua de rosas; si lo tienes de mixto a graso, hazlo con agua de hamamelis. Aplícalo en el rostro con un rociador; también puedes usarlo como enjuague para el pelo o como tónico para sumergirte en la tina.
Con aceites esenciales
Mezcla 30 gotas de aceite de romero, 30 gotas de aceite de albahaca y 30 de aceite de eucalipto, combinados con 100 gramos de aceite de coco virgen –el cual, dicho sea de paso, también tiene grandes beneficios para la piel. Aplícalo dos veces al día con constancia y pronto entenderás el porqué de la fama y trascendencia del elixir de la reina Isabel de Hungría.