Si te preguntaran ¿qué es lo más valioso que tienes? Podrías responder una serie de cosas tipo salud o amor. Sin embargo, también existe otro tema en el cual nunca piensas y me refiero a “tu nombre”.
Y por éste término me refiero a aquello que algún día tus hijos heredarán; ¿cuántas veces, el saber que alguien es hijo de fulano o mengana, es suficiente para abrirle las puertas de nuestra casa y confianza?
Imagina que fueras un producto en el mercado, entonces podríamos llamarlo tu marca personal.
En el mundo, la marca personal es una de esas cosas invisible, intangible, y que no tiene precio, tampoco es opcional. A lo largo de tu vida, con tu proceder, decides cómo será esa marca: integra, poderosa, negativa.
Refleja quién eres, qué has hecho y cómo te perciben los demás. Peter Montoya, en su libro The Personal Branding Phenomenon, lo define así: “Es una identidad personal que estimula una respuesta emocional significativa en otra persona, provocado por sus cualidades o virtudes” y agregaría… difícil de cambiar.
Sin embargo, bastan unos minutos para que la marca personal de alguien, otrora exitoso, se venga abajo. Esto es fácil comprobarlo en las celebridades o en los políticos. Una declaración de pasillo a bote pronto, una idea mal expresada, una llamada que se filtra a la prensa, en fin. Más esto no sólo les sucede a ellos, lo vivimos todos.
Es por eso que lo más valioso que tenemos para heredar a nuestros hijos, no es una cuenta bancaria y ni siquiera a una formación académica, es nuestro nombre. Es importante lograr que una sola palabra sea la que te defina.
Las mejores marcas son simples, directas y claras. Por ejemplo, John Kennedy era carismático. Marilyn Monroe era sexy. Margaret Thatcher, la dama de hierro. Nelson Mandela, la imagen del valor. La madre Teresa, de entrega.
La marca personal inicia en el “Mucho gusto” que pronuncias al conocer a alguien mientras se dan la mano. En ese momento, sucede lo siguiente en la mente de tu interlocutor:
- En los primeros cinco segundos, la primera impresión que le causes va y viene en la mente del otro unas 11 veces: “Me gusta, no me gusta…”
- La primera impresión que causes es más importante que las siguientes cinco juntas.
- Cada pequeño acto, palabra, omisión, construye o destruye tu marca personal.
Somos un producto, y nuestro destino puede decidirse antes de balbucear una sola palabra, o, por un determinado acto, venirse abajo de inmediato.
Habría que recordar que sin importar la carrera, trabajo o profesión, la integridad que una persona haya creado de sí misma, es lo más importante.
Existe una gran diferencia entre tener una marca personal íntegra y una poderosa. Sabemos que tener mucho dinero, fama o poder, no es garantía de grandeza ni de calidad humana. Todos conocemos legiones de gente en el poder, famosa o adinerada, que está muy lejos de ser honorable. Una marca personal íntegra habla de honor e inspira a los demás al bien y a la acción. La influencia de una marca personal poderosa deriva del miedo y presiona a actuar a través de la intimidación.
Hay tres características universales que las personas siempre admiramos en alguien:
Honor. Con frecuencia, hacer lo correcto y hacer las cosas por la vía difícil, es lo mismo.
Autenticidad. Las buenas marcas reconocidas en el mercado por su calidad y credibilidad son auténticas, nunca piratas.
Gratitud. Entre más exitosa es una persona, más agradecida necesita ser. La marca personal… ¿Cómo es la tuya? ¿Te lo has preguntado?