Durante la comida lo noté cansado y callado. Diego de 18 años, como cada semana llegó a comer a mi casa junto con toda la familia. En cuanto podía, consultaba su celular como si en ese momento –de no atenderlo, se perdiera de algo de vida o muerte.
En la platica salió que se había quedado despierto hasta tarde, al consultar las redes sociales para al día siguiente levantarse muy temprano e ir a la escuela. Esta falta de sueño que mi nieto vive día con día, ya forma parte de nuestra cultura y está cobrando un gran precio en términos de salud y rendimiento.
Cuando pensamos en vivir más sanos, lo primero que viene a nuestra mente son dos cosas: alimentarnos bien y hacer ejercicio ¿cierto? Sin duda dos pilares elementales de la salud, sin embargo hay otros dos que hoy en día se consideran aún más importantes: dormir bien y tener un equilibrio emocional. Hoy me quiero referir al tema del sueño.
Cuando el tiempo no nos alcanza –lo que es muy frecuente, hacemos negociaciones mentales del tipo: ¿A quién le puedo robar horas durante el día sin que proteste? ¿A mi trabajo, mis estudios? Me corren, no puedo; ¿A mi familia, pareja, amigos, hijos? Tampoco, de inmediato me reclamarían; ¿A mi ejercicio? No, porque me encanta, además de que lo necesito. ¡Ah, ya sé! Le puedo robar tiempo a lo único que no protesta: el sueño. ¿Cierto?
No existen los atletas de sueño
Este problema no sólo atañe a los millenials o a los más jóvenes. De acuerdo con el Center for Disease Control and Prevention, en Estados Unidos, entre 50 millones y 70 millones de adultos en ese país padecen de algún tipo de desorden del sueño. De hecho, se ha convertido en un problema de salud pública.
Te comparto que si bien el sueño no protesta, si cobra una factura muy alta. “No existen los atletas de sueño, el cuerpo humano no puede entrenarse a necesitar menos horas de descanso”, comenta el investigador Rollin Mccraty autor de Science of the Heart, “nuestro organismo necesita entre siete y nueve horas de sueño para funcionar adecuadamente”.
Cuando nuestra batería interna no puede recargarse –al igual que un celular, nuestra memoria, nuestros juicios y nuestras decisiones pueden afectarse seriamente. En un experimento que el doctor Mccraty y su equipo realizaron, se expuso a un grupo de personas a mantenerse despiertas y trabajar durante 19 horas al día, al tiempo que les presentaron varias pruebas de desempeño. Los resultados se compararon con otro grupo al cual se les dio a ingerir altos niveles de alcohol mientras se les sometía a las mismas pruebas de desempeño, mismas que al igual, reprobaron.
Se concluyó entonces que después de estar despiertos durante 19 horas, nuestro desempeño es igual a estar legalmente intoxicados de alcohol. ¿Qué te parece?
Dicho lo anterior, ahora imagina cómo afecta la falta de sueño a jóvenes cuyo cerebro todavía no alcanza a lograr su total madurez. Esto sin duda, se verá reflejado en sus estudios, en su humor y en su desarrollo.
Por otro lado, el estar conectados a pantallas también afecta la calidad de nuestro sueño. La luz azul que los electrónicos emiten, inhibe a la hormona melatonina –reguladora del sueño, por lo que se vuelve difícil conciliarlo.
Otra manera en que el celular, el iPad o la laptop pueden afectar nuestro sueño y que no es tan fácil de arreglar, es el contenido. Si éste de alguna manera nos provoca ansiedad, estrés o incluso una emoción intensa como lo puede causar una novela policiaca, responder mails de trabajo o bien revisar Facebook, ya estuvo que nos tardaremos en dormir.
Los expertos recomiendan
1.- Haz ejercicio, camina, nada, corre, brinca o muévete durante el día para llegar cansado a la cama.
2.- Evita tomar líquidos dos horas antes de dormir para prescindir de ir al baño.
3.- Procura ir a la cama antes de las 10:00 pm, esto le da a tu cuerpo la mejor oportunidad de obtener todos los niveles de sueño que necesita.
4.- Durante el día realiza algo que te apasione. Entre más satisfecho te sientas contigo mismo, más energía tendrás para trabajar, lo que por las noches hará más fácil la bajada hacia el descanso y el sueño.
5.- Apaga todo tipo de pantallas una media hora antes de dormir y lee en un libro –a la antigüita, con luz tenue. Si decides hacerlo en una pantalla electrónica, baja un App que le de filtro a tu dispositivo o bien, usa unos lentes de vidrio ámbar para compensar la luz azul.
6.- Haz grounding. Hoy se sabe que el caminar descalzo sobre la tierra, el pasto o la piedra natural, literalmente nos conecta con la energía de la Tierra. Hacerlo de 10 a 20 minutos diarios nos puede ayudar a reducir el estrés, la ansiedad, la depresión y el insomnio.
7.- Durante el día exponte a la luz solar. Varios estudios de Harvard, muestran que demasiada luz artificial confunde a los ciclos circadianos responsables de regular las horas de sueño y de estar despiertos.
8.- Haz algún tipo de meditación que ayude a bajar la actividad de las ondas cerebrales.
En lo personal cuido mucho mis horas de sueño; espero algún día convencer a Diego mi nieto de hacer lo mismo. Dudo que lo logre.